La televisión
nació como local en todos los países del mundo; de hecho en España TVE
emitió sus primeros tres años únicamente para la ciudad de Madrid. Luego
se construyeron las redes de cobertura nacional y la televisión local
desapareció hasta los años setenta y ochenta. Tras unos comienzos dubitativos,
alegales y en algunas ocasiones unidos
a movimientos sociales comunitarios, la
televisión local en España se legisló a finales de 1995. Desde esa
fecha, su crecimiento ha sido imparable: a pesar de no existir un censo
único en la actualidad, se calcula que su número supera el millar con
una muy sólida implantación en Las Islas
Canarias, Andalucía y Cataluña. Entre febrero y junio de 2004 las comunidades
autónomas podrán convocar concursos y adjudicar concesiones de 500 canales
múltiples de televisión local.
Ciertamente, la oferta de televisión local no ha supuesto
un cambio significativo en los modelos de programación hegemónicos
ni en aquellas emisoras de mayor pujanza empresarial como las cadenas
de emisoras de Localia, de Vocento o en la red de Castilla-León ni tampoco
en otras de economía más modesta.
Sin embargo si se han producido casos de una cierta originalidad como
las emisoras locales barcelonesas Barcelona
TV (www.barcelonatv.com) y City TV (www. Citytvweb.com). El primer
caso, una emisora financiada por el Ayuntamiento de Barcelona, creó una parrilla dividida en dos únicas franjas:
de nueve de la mañana a nueve de la noche está programado un único espacio,
BTV Magazine, que está concebido a partir de la emisión de unas heterogéneas
'cápsulas' audiovisuales de cinco minutos de duración. Por su parte, el
horario de máxima audiencia está programado a partir de la fórmula de
'noche temática'.
A la hora de programar, la primera decisión que hay que tomar tiene que
ver con la manera en que se convoca a la audiencia. De este modo encontramos
varias estrategias posibles:
Habitualmente,
la programación de las emisoras
locales se basa, bien en las técnicas
de contraprogramación: programar a perfiles distintos que lo que
hacen las emisoras generalistas de cobertura nacional o autonómica (véase
epígrafe 7), o bien en modelos programativos simples tal como se desarrollaron en los tiempos
de la edad de oro del servicio público. Por ejemplo programar dibujos
animados en la franja de tarde prácticamente desaparecidos en las otras
televisiones. Sea como fuere, las
televisiones locales se benefician del hecho de que Sofres no proporciona datos de audiencia de los mercados locales
y por ello sus ofertas programáticas no están sometidas a los dictados
inmediatos del rating.
Desde el punto de vista de la realización concreta de la parrilla, y
al margen de elementos económicos determinantes que llevan a que en
las televisiones locales se emitan muy pocos largometrajes, proliferen
los formatos articulados a partir de las llamadas de los televidentes
(como los de tarot) o las entrevistas en el plató, encontramos
dos grandes categorías de programas locales: en primer lugar los
informativos incluyendo en este apartado los deportes; y en segundo
la cobertura especial de los actos de la comunidad
como las fiestas locales.