En la programación
televisiva inciden otros factores que no sólo condicionan las labores de
los programadores sino que determinan
su trabajo. De esta forma su infracción es directamente ilegal o, como mínimo,
conlleva resultados desastrosos. A saber: la legislación, las reglas del
consumo televisivo y la imagen de la emisora.
La legislación
La actividad
televisiva está sometida a diversas normativas legales europeas, estatales
y autonómicas que, como no podía ser de otra manera, exigen su absoluto
cumplimiento. Hagamos referencia a aquellas más visibles para los espectadores.
La programación televisiva debe cumplir las cuotas
de publicidad, es decir, el tiempo
máximo que se puede emitir de publicidad. Según la legislación española,
las cadenas no pueden superar los doce
minutos por cada hora de programación, diecisiete minutos si en ese
tiempo se incluyen los espacios promocionales. Por otro lado, la televenta no puede ocupar más de tres horas al día y nunca en espacios
de duración superior a los quince minutos. Algunos productos tienen prohibida o limitada su publicidad televisiva como el tabaco o los licores. Asimismo, no se pueden cortar los largometrajes
en periodos inferiores a los cuarenta y cinco minutos ni patrocinar las
noticias de los informativos.
Otras imposiciones legales hacen referencia a la obligación que tienen las
cadenas de cobertura nacional de hacer pública su programación
con once días de antelación para evitar la llamada 'contraprogramación'
de última hora. Por último, no pueden emitirse programas, o los espacios
que los promocionan, que estén recomendados para los públicos mayores de
dieciocho años con anterioridad a las diez de la noche.
Reglas del consumo televisivo
Hacen referencia a la manera en que los ciudadanos organizan su vida
y cómo ésta se relaciona con la televisión. Hasta se podría decir que la
programación se basa esencialmente en el estudio del tiempo social. Piénsese
que las reglas del consumo televisivo establecen el contenido de los programas,
el ritmo narrativo de los mismos y hasta las características de los personajes.
Las variables del consumo a tener en cuenta son las estaciones
del año (no se programa igual en invierno que en verano), los días de la semana, las franjas horarias, etc. En otro bloque
desarrollaremos estos aspectos pongamos ahora un único ejemplo: las historias
de las telenovelas, especialmente indicadas para la hora de la sobremesa,
no funcionan bien en los horarios nocturnos. En otras palabras: según las
reglas del consumo, si se programan telenovelas por la noche, las más de
las veces están abocadas al fracaso.
Imagen de emisora
Como globalidad
puede decirse que programar televisión es establecer un proceso comunicativo
entre la emisora y su público. Eso significa que el programador debe de
hacer un proyecto editorial y crear una determinada imagen que individualice
su posición en el conjunto de la oferta. Las televisiones han creado su propia imagen y programar en contra de
ella suele ser ruinoso.
El caso del discurso navideño del Rey es curioso. Es uno de los pocos
momentos en los que casi todas las emisoras programan lo mismo; sin embargo, la audiencia de TVE 1, por lo determinante
que es la imagen de la emisora, sistemáticamente supera ampliamente a la
de sus competidoras en ese momento.