La parte más
importante del oficio del programador consiste en comprender 'los pensamientos' de la audiencia; afirmación que es independiente
de que nos refiramos a aquellos que trabajan en los grandes mercados nacionales
o los que desarrollan su actividad en la reducida cobertura de una emisora
local. Ciertamente, las actividades del quehacer programativo se ven afectadas
por factores al margen de la audiencia como, por ejemplo, las presiones
que la industria publicitaria ejerce para que se produzca algún tipo de
modificación del contenido o la duración de los programas, tal como ocurre
cuando en las retrasmisiones deportivas hay (un número elevado de) cortes
publicitarios.
La estructura
del trabajo de programación sigue una pautas muy similares en todos los
países. El responsable máximo de
las decisiones programativas recibe según las emisoras denominaciones
diversas tales como director de antena, director de programación o director de programas. En algunas emisoras
públicas las propias ordenanzas laborales indican los parámetros del oficio;
así en RTVE se dice que programador es "el profesional con formación a nivel
universitario superior que es responsable individual o corporativamente,
de la estructura de la programación, de la búsqueda y selección de ideas,
de la creación de contenidos, del control del proceso de elaboración de
los mismos y de su expresión televisual, así como de la confección de los
esquemas de programas, de la dirección de la emisión y del análisis y evaluación
de los resultados".
Huelga decir que, al margen de cualquier definición legal, el desarrollo
del oficio estará determinado por la capacidad de producción que posea el
canal, pero de la propia descripción anterior se deduce que la profesión
del programador obliga a establecer
las políticas de producción propia y ajena ("búsqueda y selección de
ideas, de la creación de contenidos"), de fijar
la programación de la parrilla ("confección de los esquemas de programas"),
de verificar el perfecto desarrollo horario de la emisión con especial
atención a los cambios imprevistos ("dirección de la emisión"). Quedaría
al margen de la definición, además del conocimiento
de la audiencia sobre el que ya hemos incidido, las labores de promoción de los programas que con frecuencia están en
las emisoras españolas adscritas al área de programación.
En la fórmula de trabajo colectivo con el que las emisoras televisivas organizan
las tareas de programación no es fácil catalogar las características del
buen programador; es decir, individualizar las decisiones que puedan ser
consideradas como innovadoras u originales. No se trata, claro está, de
especificar aquellas medidas que resultan más eficaces para la empresa como
ganar dinero y tener buenos índices de audiencia. Quizá la regla más útil
sea estimar como trabajos creativos aquellos que o bien hayan sido capaces de establecer pautas de comportamiento
social o bien hayan creado formatos
inéditos.
Un ejemplo de esto último sería la manera en que Médico
de Familia renovó el formato tradicional de las comedias de situación
incorporando varias subtramas de géneros diversos (comedia y drama combinados)
y una duración que duplicaba los estándares tradicionales (setenta minutos
en su primer episodio). Los resultados son conocidos: en España se hace un formato de producción propia al margen de los cánones
estadounidenses sobre la comedia
de situación.