Si tenemos en cuenta el poder de informar,
educar y entretener que tienen las televisiones en nuestras sociedades,
sin duda, la concentración en pocas manos de la producción y difusión de programas plantea un desafío político de primer orden para
el funcionamiento de las sociedades.
Desde finales de los años sesenta, en Estados Unidos y Canadá, y ya en los
setenta en diversos países de Europa y de Iberoamérica, han sido muchos
los que han impulsado movimientos y prácticas alternativas a una televisión dominada por
intereses comerciales o bajo un estricto control político (o ambas cosas
al mismo tiempo), la producción en
vídeo por parte de distintos grupos sociales se presenta como una alternativa
al status quo televisivo. En su origen esos
trabajos se denominaban de vídeocomunitario,
haciendo referencia a una forma de trabajo realizada y producida por o en
comunidades pequeñas. El objetivo
final consiste en exponer las ideas con los elementos del lenguaje audiovisual.
Durante el transcurso de las últimas décadas, distintas comunidades accedieron
a la utilización de equipos audiovisuales. Este acceso se basó en el abaratamiento
de unos equipos de grabación portátiles cada vez más ligeros. Entonces,
tomar las cámaras para documentar la realidad social o la intimidad familiar
fue posible para un creciente número de interesados. Muchas veces las imágenes grabadas por organizaciones no gubernamentales de carácter
social, comunitario, sindical, cooperativo, político, cultural étnico o
religioso se convirtieron en instrumentos
de intervención y denuncia al registrar acontecimientos sociales conflictivos.
Además, estas imágenes contribuyeron a conformar las incipientes memorias
audiovisuales de los distintas comunidades.
Al analizar cómo utilizan el vídeo los diferentes grupos sociales se observa
una diversidad de propuestas y actuaciones y, a pesar de que existe un gran
abanico de posibilidades de convertir el uso de los equipos audiovisuales
en una manera de establecer procesos de formación permanente en grupos y
comunidades, podemos establecer la siguiente tipología:
Pese a la democratización, en cuanto a la producción de imágenes en movimiento, aún resta encontrar fórmulas satisfactorias que permitan que efectivamente esos materiales vean la luz pública más allá de sus restringidos ámbitos de origen.