El realizador
es la cabeza visible de toda la
obra audiovisual. Su labor primordial se centra en la representación
del texto, es decir, responsabilizarse de la puesta en escena, dirigir
a los actores, decidir el tratamiento visual y sonoro, determinar la planificación,
seleccionar el material grabado y supervisar la edición del programa.
Su figura equivale a la del director en cine.
En la actualidad es usual que las cadenas de televisión prefieran que
los realizadores se especialicen en algún género, sobre todo cuando su
labor se ve refrendada con el éxito. La propia versatilidad del medio
televisivo conlleva grandes diferencias a la hora de realizar uno u otro
programa; mientras un programa de ficción puede respetar una planificación
predeterminada, la retransmisión de un concierto o de un partido de fútbol
necesita un realizador con capacidad de anticipación y selección de las
cámaras idóneas para situaciones imprevisibles. Las cuestiones que competen
al realizador son:
La variedad visual,
combinando tipos diferentes de plano, estableciendo un movimiento de actores
coreografiado, coordinando el empleo de los decorados y los efectos visuales.
Planificación del emplazamiento
de las cámaras, decidiendo cuando considera debe respetarse el eje
imaginario establecido entre los personajes y las cámaras y cuando debe
saltarse la norma para crear dinamismo o efectismo.
Captar la atención
de la audiencia para que no cambie de canal y estableciendo el ritmo audiovisual
en función del modelo de programa. Por ejemplo, un programa musical necesitará
un ritmo más dinámico que un programa de entrevistas íntimas.
1. La realización con una sola cámara
Es similar al modo de trabajo en cine. En
la actualidad su uso no es muy frecuente y viene dado por la falta de
recursos o por considerarse que para la realización del programa, de la
noticia o del reportaje no se necesita más.
2. La realización multicámara
Es el modelo de trabajo habitual. El uso de
varias cámaras puede afectar a la matización de cuestiones estéticas,
como la iluminación, pero es esencial para la realización de programas
con fluidez. A mayor número de cámaras, mayor es la posibilidad de ofrecer
información visual al espectador desde puntos de vista incluso sorprendentes
o de captar momentos espontáneos.
No hay un número limitado de cámaras, salvo por cuestiones de presupuesto.
De hecho, cada vez se utilizan más cámaras en todo tipo de programas.
Si pensamos en un informativo diario, tendremos la combinación de dos
a tres cámaras para los presentadores y una cámara en grúa que hace una
toma general y que se eleva y desciende para crear transiciones entre
los bloques de informativos. Mientras un late
night show como Crónicas Marcianas puede necesitar hasta
tres cámaras para presentador e invitados, un par de cámaras en mano para
puntos de vista inusuales, alguna cámara en grúa, alguna cámara cenital
y un par más en zonas del decorado elevadas.