La
organización de la producción la pueden realizar los equipos de la cadena
de televisión o, como cada vez ocurre con mayor frecuencia, empresas productoras independientes. Justamente, la dicotomía entre
producción propia-producción ajena y las relaciones que se establecen
entre la emisora y la productora es uno de los debates más crispados del
sistema televisivo contemporáneo.
Los empleados de las grandes empresas
televisivas públicas consideran que con la producción ajena se están malgastando
sus conocimientos del oficio, pero en el otro cabo de las disputas, los
ejecutivos indican que sale más barata la producción ajena que la realizada
con los medios de 'la casa'. Tampoco hay que olvidar que en algunos países
como en Gran Bretaña, que no olvidemos que es la segunda industria audiovisual
de todo el mundo, el gobierno, con la obvia finalidad de potenciar la
industria, obliga a que las emisoras compren un número mínimo de producciones
ajenas cada año.
Un
modelo simple de la relación consiste en que la emisora y la productora negocian un precio por cada episodio de programa,
la productora se encarga de todo el proceso de creación y consigue un
determinado beneficio industrial. Si el programa es un fracaso en las
primeras semanas, habrán hecho una inversión en decorados y otros elementos
que no podrán recuperar, si el programa es un éxito, negociarán al alza
los contratos de las siguientes temporadas.
Veamos ahora cómo se ajustas la organización de la producción en las típicas
tres fases ya explicadas que recorren todo el camino de la creación de
los programas.
I. Preproducción:
Planteamiento
del programa: en esta primera etapa trabajan conjuntamente la emisora y
la productora. Aquí se establecen las ideas,
los fines y pretensiones, el target o público potencial al que se
dirige el programa, se evalúa su mercado
publicitario, la rentabilidad
deducible del coste respecto a las previsiones de audiencia y su duración.
Elaboración del
guión: en un segundo momento
se elabora el guión de un programa piloto para ser aprobado por la emisora
y se toman las decisiones presupuestarias.
El presupuesto ha de aprobarse tras la estimación de gastos y realizando
una contabilidad muy cuidadosa. Establecida una línea divisoria conocida
como línea de costes se sitúan
por encima de ella las partidas correspondientes a guión, actores, realización
y producción y por debajo las partidas correspondientes a los elementos
físicos y de estructura técnica para la creación del programa. Es decir,
por encima encontraríamos el reparto, la música, todo el equipo de producción
y realización, la publicidad y la comercialización. Por debajo se contabilizarían,
decorados, maquillaje, unidades móviles, efectos especiales, etc...
II. Producción:
En
la grabación propiamente dicha no suele haber interferencias por parte
de la cadena televisiva, a pesar de que es frecuente que la emisora cuente
en el rodaje con un productor delegado
cuya función es estar atento al desarrollo de la grabación.
III. Postproducción:
Las etapas más
importantes de la postproducción tienen que ver con los acuerdos sobre
la hora o el día fijado para su inclusión en la parrilla de programación y sobre todo con las estrategias de promoción para producir expectativas en
la audiencia. En general se piensa que un programa sin anuncios promocionales
está abocado al fracaso.