Los cambios que se aprecian en las películas de finales de los sesenta
son suficientes para que el Hollywood clásico entienda que ha quemado
sus últimos cartuchos. Los productores tienen otro estilo, los directores
se adentran plenamente en el negocio audiovisual, los actores demandan mayores
honorarios, el consumo del cine ya no es en la sala o a través de
la televisión, pues el vídeo ofrece otra ventana de comercialización.
La tecnología avanza tan rápido que revoluciona el concepto
creativo cinematográfico y ya, a finales del siglo XX, se ruedan
películas en vídeo digital.
A partir de 1975 el cine estadounidense entra en la nueva era que va a estar
dominada por los blockbusters, el box-office; es decir, por la rentabilidad
inmediata en taquilla de una película. Desde Tiburón (1975),
de Steven Spielberg, hasta Spiderman (2002), de Sam Raimi, Hollywood
va a estar pendiente de la ventas de entradas en el primer fin de semana.
Esta nueva idea del negocio la consolida George Lucas cuando dirige La
guerra de las galaxias (1977), todo un fenómeno cinematográfico
toda la saga- que se transforma en otro sociológico y de mercadotecnia.
En este sentido también sorprende el éxito de Titanic (1997),
de James Cameron, de The Matrix (1999), de Larry y Andy Wachowski,
o los éxitos de El señor de los anillos. La comunidad del
anillo (2001), de Peter Jackson, y Harry Potter y la piedra filosofal
(2001), de Chris Columbus. Pero los grandes éxitos no pueden
ocultar otras fracasos; quizás los más sonados fueron los
de La puerta del cielo (1980), de Michael Cimino, y Waterworld,
el mundo del agua (1995), de Kevin Reynolds.
El cine del último tercio del siglo XX fue básicamente espectáculo,
producciones que supieron aprovechar el tirón de series impulsadas
por Steven Spielberg uno de los grandes empresarios de Hollywood,
además de gran director- y un grupo de directores que fueron consolidando
su carrera a su sombra en películas diversas (En busca del Arca
perdida, 1981; Regreso al futuro, 1985; Parque Jurásico,
1993; Los Picapiedra, 1994; Forrest Gump, 1994 ;
y mucho cine de animación: ¿Quién engañó
a Roger Rabbit?, 1988; Antz/Hormigaz, 1998; Shrek, 2001).
Espectáculo muy vinculado a las historias catastróficas (desde
Aeropuerto, 1970, hasta Armageddon, 1998), al cine de terror
sorprendente, paranormal, llegado del espacio (El exorcista, 1973;
Poltergesit, fenómenos extraños, 1982; Alien, el
octavo pasajero, 1979; El sexto sentido, 1999), la comedia e
historias de terror juvenil (American graffiti, 1973; Scream:
vigila que alguien llama, 1996; el proyecto de la Bruja de Blair,
1999), el cine bélico, histórico y político (Patton,
1970; Apocalypse Now, 1979; Salvar al soldado Ryan, 1998;
Black Hawk derribado, 2002), la comedia familiar, romántica
y disparatada (Solo en casa, 1990; Algo pasa con Mary, 1998;
El diario de Bridget Jones, 2001; Aterriza como puedas, 1980;
Loca academia de policías, 1984).
Las nuevas herramientas tecnológicas, los nuevos hábitos de
consumo de productos audiovisuales conducen a que el mundo del cine indague
en todo lo que tiene que ver con la electrónica, la realidad virtual,
la televisión, Internet y el mundo del videojuego. Desde Tron
(1982), de Steven Lisberger, hasta El show de Truman (1998),
de Peter Weir, eXistenZ (1998), de David Cronenberg, y The Matrix
(1999), de los hermanos Wachowski, son tanto los temas de actualidad que
se convierten en cotidianos a través de las historias que se construyen
para el cine. Además toda la tecnología permite realizar a
través de ordenador las nuevas producciones de animación que
abordan diversos Estudios (Disney, Fox, Pixar, Dreamworks, etc.).
Frente a todo este despliegue de fuegos artificiales, el cine tradicional
consigue encontrar su hueco. Directores clásicos como Billy Wilder
o Robert Altman, y otros intermedios como Francis Ford Coppola, William
Friedkin, Woody Allen o Clint Eastwood, trabajan activamente al lado de
otros más jóvenes y renovadores como Jim Jarmusch, Tim Burton,
Steven Soderbergh y los hermanos Coen. Y todos ellos, dan entrada a las
nuevas estrellas cinematográficas como Tom Cruise, Julia Roberts,
Jodie Foster, Kevin Costner, Arnold Schwarzenegger, Harrison Ford, Sylvester
Stallone, Sharon Stone, Brad Pitt, Bridget Fonda o George Clooney, entre
otros muchos; el más vivo retrato del nuevo Hollywood.