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5.9 Las actrices
Se dice que el primer nombre de un intérprete que pudo identificar el público fue el de Florence Lawrence, que dejó de ser la "chica de la Biograph" para ser ella misma. Fue el principio de una vía que facilitaría mucho las cosas a la industria del cine, sobre todo porque gracias a ellas muchos espectadores acudían a la sala a disfrutar con sus nuevos trabajos y a verlas a ellas especialmente.

Actrices de la talla de Mary Pickford —llamada "la novia de América"-, Edna Purviance, Lillian y Dorothy Gish, Paulette Goddard, Greta Garbo, Marlene Dietrich fueron consolidando el estrellato femenino y no sólo como si de rostros bonitos se tratara, sino demostrando su capacidad para situarse al más alto nivel de interpretación, soportando muchas veces los principales papeles de inigualables películas que permanecen en la memoria colectiva. Además, desde la década de 1920 se consolida la vinculación de estos populares rostros con el mundo de la belleza y la moda, en donde todo lujo parece poco para atraer la atención de los espectadores de todo el mundo. Su popularidad conduce a que los espectadores vivan intensamente todo lo que circunda su vida privada.

Las costumbres sociales se fueron transformando especialmente en el ámbito familiar, no sólo por lo que acontecía en la calle sino, también, por lo que contaban las historias de ficción que se proyectaban en las salas estadounidense y de todo el mundo. El peinado de Verónica Lake tapándole un ojo provocó tantas imitaciones que hizo peligrar el trabajo en grandes fábricas del país; la rebeca que lleva sobre sus hombros Joan Fontaine en la película del mismo nombre de Alfred Hitchcock es la causa del nombre por el que se conoce dicha prenda en España; el estilo que imprimen a todos sus personajes Lana Turner o Audrey Hepburn, no dejan de ser algunas muestras de la proyección estelar sobre un público ávido por seguir las líneas que, tanto en vestuario como en perfumería y decoración, recogían las publicaciones más populares de cada época.

Es así como se van construyendo las figuras de Judy Garland, Maureen O’Hara, Rita Hayword, Bette Davis, Katharine Hepburn, Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, Grace Kelly, Faye Dunaway, Susan Sarandon, Sharon Stone, Michelle Pfeiffer o Winona Ryder, entre otras muchas, historias personales que saltan continuamente a las páginas de los diarios por acontecimientos tan diversos como las crisis matrimoniales, alcoholismo, cleptomanía. etc. Y, al igual que sucedió con la participación masculina, ellas fueron los rostros más populares entre las tropas estadounidenses en todos los frentes de batalla.

En otros países brillaron con luz propia otras actrices que, en muchos casos, también intervinieron en producciones internacionales, trascendiendo su proyección. Así cabe recordar los magníficos trabajos de las italianas Anna Magnani, Sofia Loren, Gina Lollobrigida y Silvana Mangano, las británicas Vivien Leight y Emma Thompson, las francesas Jeanne Moreau o Bigitte Bardot, las españolas Amparo Rivelles, Sara Montiel, Carmen Maura o Victoria Abril, las mexicanas María Félix y Dolores del Río, y así hasta completar la larga nómina de actrices protagonistas y secundarias, sin las cuales muchas películas no hubiesen obtenido el éxito alcanzado.