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5.7 Los directores

Cuando se puso en marcha la producción de películas de una manera más constante, aquellos primeros fotógrafos-operadores, que se limitaban a la captación de imágenes, fueron dando paso a otros personajes que se dieron en llamar directores artísticos, personas que se encargaban de trasladar una trama redactada en unos folios, a imágenes. Estos profesionales, que fueron adquiriendo experiencia a base de un trabajo continuado, dieron paso a su vez a otros que, con un poco más de dominio de la técnica, fueron consolidándose dentro de la industria como directores.

Durante unos años, estos profesionales permanecieron en el más puro anonimato, siendo el protagonismo para todos los actores que intervenían en las películas. Aunque en las dos primeras décadas del siglo XX se conocen los trabajos firmados por Thomas A. Edison, Louis Lumière, Georges Méliès o Edwin S. Porter, cabe decir que no tienen todavía el protagonismo que muchos años después tendrán tras analizar con detalle sus aportaciones. La industria y el hombre de la calle reconocen sus aportaciones individuales pasados los años, y en cada país se destaca un puñado de profesionales cualificados.

La lista de directores que ha dado la industria del cine ha sido tan larga como interminable. Por eso, cabe destacar aportaciones en cada época, singularidades que confirman no sólo la trayectoria sólida y personales de muchos de ellos, sino la referencia histórica de algunas de sus aportaciones. Es lo que se puede decir de lo sucedido en el periodo mudo con el trabajo de David Wark Griffith, Thomas H. Ince, Fred Niblo o Louis Feuillade además, entre otros, de Charles Chaplin que marcó una impronta destacada. ¿Se puede olvidar la repercusión política, teórica y creativa del cine de Sergei M. Eisenstein? ¿Se pueden comprender los arrebatos creativos de Erich von Stroheim?

Y más allá de la revolución que supuso Orson Welles a partir de 1940, cada género contó con numerosos maestros. El western estuvo marcado por John Ford o Sam Pekinpah, el cine de terror por James Whale o Ridley Scott, el cine espectáculo por Cecil B. De Mille o Steven Spielberg, la comedia por Billy Wilder o Woody Allen, el documental por Robert Flaherty, el cine de suspense por Alfred Hitchcock, el musical por Busby Berkeley y Stanley Donen y el cine de acción por John Woo, por citar algunos.

Al Academia de Hollywood siempre tuvo en cuenta este sector a la hora de conceder premios anuales a los más interesantes. Frank Borzage [Adiós a la armas (A farewell to arms, 1931], Frank Capra [Sucedió una noche (It happened one night, 1934], Michael Curtiz (Casablanca, 1943), George Cukor [Luz que agoniza (Gaslight, 1944], Robert Aldrich [¿Qué fue de Baby Jane? (Whatever happened to Baby Jane?, 1962] , Francis Ford Coppola [El padrino (The Godfather, 1972], fueron algunos de los nombres que sonaron a lo largo del siglo XX. Pero también contempló la originalidad de otros directores surgidos en diversas cinematografías europeas y asiáticas como la representada por Ingmar Bergman, Federico Fellini, Vittorio De Sica, Stephen Frears, David Lean, Michael Powell, Carol Reed, Román Polanski, Louis Malle, François Truffaut, Luis Buñuel, Peter Weir o Akira Kurosawa.