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5.4 Exhibición

Desde que se ofrecieron las primeras exhibiciones públicas del Cinematógrafo de los Lumière, el invento tuvo que compartir espacio con otras variedades y con el teatro durante más de una década. La corta duración de las películas no hacía rentable la existencia de salas específicas hasta que la producción fue creciendo y los programas se pudieron variar con más frecuencia.

En el periodo 1905-1910 se comienzan a construir las primeras salas fijas, especificas para la proyección de películas. Muchos de aquellos primeros empresarios, al no disponer de recursos suficientes, se vieron abocados a una exhibición ambulante que ejercían por diversos lugares importantes de sus respectivos países levantando unos barracones de dimensiones desiguales.

Fueron los grandes magnates de la producción (Loew, Zukor, Fox, etc.) los que pusieron en marcha las primeras salas de exhibición que, a partir de 1910, se fueron transformando en grandes y lujosos coliseos, algunos de los cuales llegaron a disponer de aforos que alcanzaban las tres mil butacas. Era la época en la que las películas se comenzaban a situar en una duración de hora y media de proyección, con lo que se podía estabilizar mucho mejor los programas diarios. Es en este momento cuando surge el concepto de circuito de salas, dado que se hacía necesario el máximo control de pantallas para que la producción tuviera su salida natural.

El sector se fue adaptando a los nuevos medios y recursos técnicos que la industria del espectáculo iba demandando. Por eso fue importante la remodelación del parque de salas mundial con la implantación del sonido, como lo sería la aparición de los nuevos formatos en los años cincuenta (CinemaScope, Cinerama, etc.), los progresos en los sistemas de sonido que se aplican a partir de los setenta (Dolby, THX, SDDS, etc.) o la incorporación del cine digital en la proyección en sala.

En este sector destacan, por su actividad y envergadura, circuitos como los Cineplex-Odeon, United Artist Theater Circuit. Loew’s y AMC en el mercado norteamericano (Estados Unidos de América y Canadá); Odeon y ABC en el Reino Unido; las cadenas Pathé, Gaumont y UGC en Francia; Cinesa o Yelmo-Cineplex en España... Con los años, algunas de estas empresas, al tiempo que el surgimiento de nuevos espacios urbanos y la proyección hacia el extrarradio de las grandes ciudades de los complejos empresariales, impulsan la creación de espacios de ocio integrados en las grandes superficies comerciales que contemplan un complejo de salas que pueden evolucionar entre las siete y las 25 salas. Es la era de los minicines (bien nuevos o surgidos de la rehabilitación de las viejas grandes salas), multiplex y los megaplex que ponen en marcha, a partir de 1990, grandes empresas internacionales como UGC, Kinépolis Group, Yelmo-Cineplex, Warner-Lusomundo, etc. y otras nacionales como Cinesa, Lauren, etc.

Al margen de estas salas convencionales, cabe decir que a lo largo del siglo XX han aparecido otras con funciones muy distintas; entre ellas, se pueden mencionar los cine-clubs, los drive-in, salas de Arte y Ensayo o los cines IMAX, alternativas que junto con otras muchas buscaron cubrir todo el ámbito de la exhibición a nivel social, llevando el cine a todos los público posibles.