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5.8 Los actores

Todos los que intervenían en las primeras imágenes filmadas no dejaban de ser ciudadanos que eventualmente pasaban por delante de la cámara del operador de turno. Cuando las historias comienzan a tener un argumento —dramático o cómico- se necesitan actores —rostros- que den en pantalla la interpretación precisa del personaje que representan. Es así, como poco a poco los actores —que sobreviven en el más puro anonimato durante muchos años- pasan a convertirse en estrellas y a ser reclamadas por los espectadores de todo el mundo.

La importancia de los actores-estrellas se manifiesta en la organización de la producción de una película, pues en la mayoría de los casos —sobre todo en el cine estadounidense- algunas películas funcionan en taquilla por contar, especialmente, con un actor. Es así como de ser personajes anónimos pasan a dominar el contexto de una producción, lo que influye en su emolumentos: los salarios de las estrellas van creciendo con el tiempo hasta alcanzar las cifras astronómicas que se manejan a finales del siglo XX.

A lo largo del periodo mudo sobresalen muchos actores de la talla de Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Ramon Novarro, Buster Keaton o Lon Chaney. Su proyección social repercute en otros sectores que, inmediatamente, aprovecha la industria de Hollywood para complementar su popularidad. Salvo algunas circunstancias muy concretas, se debe decir que es a partir de la década de 1920 cuando la popularidad de una estrella arrastra consigo todo lo que pertenece a su mundo privado en el que, aparentemente, todo está permitido porque su trabajo se tiene que complementar con fiestas, juego y otros entretenimientos. Es así como se van construyendo las figuras desde la intervención de Errol Flynn, Fred Astaire, Humphrey Bogart, John Wayne, Gary Cooper, Frank Sinatra o Jack Lemmon, hasta los trabajos de Marlon Brando, Robert de Niro, Clint Eastwood, Arnold Schwarzenegger, Kevin Costner, Tom Cruise y un largo etcétera. Cada personaje no sólo da cuerpo a numerosos personajes sino que también proyecta múltiples argumentos en torno a su vida que trasciende a la sociedad y que son seguidas con apasionamiento.

La humanidad y acciones benéficas, la entrega por la familia, los romances, la tragedia que rodea a los niños de Hollywood... son muchos los ríos de tinta que han corrido en las páginas de los diarios y revistas especializadas, y muchas las horas dedicadas en las emisoras de radio y en los espacios de televisión como para no entender el alcance de sus imágenes y acciones, y no sólo en el día a día, sino también en los momentos que el país demanda su apoyo en acontecimientos patrióticos de gran importancia (recuérdese la visita que muchos actores y actrices realizan a las tropas estadounidenses en los diversos conflicto bélicos en los que se han visto inmersos los Estados Unidos de América: desde Clark Gable hasta Robin Williams).

Y si las estrellas estadounidenses son las más recordadas a nivel mundial, por la proyección indiscutible de su cine, también cabe recordar algunos de los nombres que más han brillado en otros países como los británicos Charles Laughton, Laurence Olivier y Sean Connery, los italianos Vittorio De Sica, Vittorio Gassman, Alberto Sordi y Marcello Mastroianni, el alemán Emil Jannings, los franceses Jean Gabin, Alain Delon, Jean Paul Balmondo y Gerard Depardieu, los españoles Fernando Rey y Francisco Rabal, los mexicanos Mario Moreno "Cantinflas" y Pedro Arméndáriz, o el japonés Toshiro Mifune, y así hasta completar la larga nómina de actores protagonistas y secundarios, sin los cuales, por mucho que lo buscaran, los productores y directores, jamás hubiesen podido realizar ninguna película.