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5.2 Producción

A partir de las experiencias e iniciativas del estadounidense Thomas Alva Edison y los hermanos Lumière en Francia, cabe decir que el sector se desarrolla ampliamente en los Estados Unidos de América, porque son numerosas las empresas que desde 1895 y hasta 1907 comienzan sus actividades (William Selig, Siegmund Lubin, American Vitagraph, Kalem Company, Essanay, etc.), manteniendo un cierto equilibrio con las iniciativas europeas que se promueven: en Francia se encuentran Pathé Fréres, León Gaumont, Eclair y Film d’Art; en Italia firmas como Ambrosio, Itala y Milano se muestran muy activas; en Dinamarca la Nordisk Films se consolida como referente de la primera década del siglo XX; y otras empresas surgidas en Alemania, España y Reino Unido.

Cuando en 1907 se descubre Hollywood como lugar de rodaje, son muchas las empresas que comienzan a levantar allí sus Estudios. Es el punto de partida de las pequeñas empresas que van a dar origen unos años después a las grandes empresas: Universal (1912), Paramount (1913), Warner Bros. (1913), Fox (1914), Metro Goldwyn Mayer (1924), Columbia (1924) y RKO (1928), y otras muchas firmas entre las que destacaría Disney.

Simultáneamente, y en todo el mundo, surgen muchas empresas de producción que consolidan la industria de cada país. Desde la década de los diez del siglo XX y hasta finales del período mudo, en el Reino Unido (Ealing, 1910; The London Film Company, 1913), en Dinamarca (Svenska, 1916), en Alemania (UFA, 1917; Tobis Klangfilm, 1929) o en Japón (Taikatsu y Shochiku, 1920), surgen los Estudios que facilitarán la implantación de otros más sólidos a partir de que se consolide el cine sonoro, alcanzando entre los años treinta y cincuenta del mismo siglo uno de los niveles más altos. Se pueden mencionar los Estudios Barrandov en Praga (1932); Pinewood en Londres (1936); Cinecittà en Roma (1937); Azteca (1936) y Churubusco (1944) en México; Toho (1935), Toei (1950) y Nikkatsu (1955) en Japón; Veracruz en Brasil (1949); etc.

El ocaso de los grandes Estudios a partir de los finales de la década de los cincuenta del siglo XX dio origen a las iniciativas más personales en las que se implicaron por igual directores y actores a través de sus propias empresas. Fue la revolución, el inicio de obras más personales que removieron algunos planteamientos estéticos y temáticos del cine que se hacía desde Hollywood. No obstante, entre esta generación y la siguiente se producirá un salto notable a nivel industrial por cuanto la nueva generación —encabezada por Francis Ford Coppola (American Zoetrope), Steven Spielberg (Amblin) y George Lucas (Lucasfilms. ILM)- van a remover los métodos de trabajo y provocarán, ineludiblemente, que el gran magnate dé paso a un grupo de accionistas, a las Agencias de representación y, consecuentemente, a la búsqueda de historias más comerciales que cambiaron el perfil económico de la taquilla cinematográfica.

El sector de producción ha ido evolucionando con los años hacia su integración en conglomerados mediáticos (Time Warner Entertainment, The Walt Disney Company, News Corporation, Universal Studios; etc.) desde los que se controlan, además, otros medios como la televisión, y mercados como el videográfico, el de la música, editorial, la mercadotecnia (merchandising) y parques temáticos.

Desde el último tercio del siglo XX una película ya no es un producto aislado, y el productor sabe que debe preparar —y aprovechar- todo lo que se genera a su alrededor con el fin de sacar el máximo rendimiento al esfuerzo económico realizado.