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11.8 Un final feliz

La realización de una obra audiovisual exige muchas horas de dedicación y mucho esfuerzo Si leemos entrevistas con profesionales del medio, podremos advertir cómo todos consideran el hacer cine como una batalla continua con muchos desajustes (con productores, colaboradores o en la vida personal) por ello hay que aprovechar la antesala a la profesionalidad como un momento de disfrute al margen de inevitables desazones.

Y sin duda, uno de los mayores sinsabores se produce al comprobar que aquello que teníamos en mente no es exactamente idéntico al resultado que estamos obteniendo. Como vimos en el epígrafe 10.8, son incontables los imponderables que pueden darse en un rodaje. En nuestro caso deberemos recurrir a la inventiva y al esfuerzo para salir adelante. Los problemas más usuales en un rodaje no profesional suelen ser:

1. Imposibilidad de rodar en una localización. La pérdida de un lugar de rodaje en el último momento sólo puede solventarse rodando otras secuencias pertenecientes a otro decorado y aprovechar los días libres (si rodamos los fines de semana) o que algún miembro de producción o amigo nos encuentre una localización similar.

2. Abandono de miembros del equipo. Tened siempre una agenda de posibles sustitutos. Como ya hemos dicho, al nivel que nos movemos la entrega no es absoluta y cualquier circunstancia anómala puede privarnos de un cámara, de un jefe de sonido o (tocar madera) de un miembro de producción con vehículo. Es importante relacionarse con gente que comparta nuestras inquietudes (encontraremos a gente así en festivales de cine, foros de internet, escuelas de audiovisual, universidades con licenciatura de comunicación audiovisual).

3. Abandono del actor o la actriz principal. Posiblemente de los más graves, sobre todo si ya hemos rodado planos con ellos. En este caso si ha sido poco lo filmado lo mejor es sustituirlo y repetir los planos. Si éste no es el caso, comprobar si lo que le resta es básico para el guión y, si no tiene participación directa, planificar de nuevo procurando evitar su presencia en el cuadro. Para vuestras primeras experiencias recordad que la espontaneidad e imprevisibilidad de niños y animales es un grave lastre para el desarrollo del rodaje. Es recomendable evitar los rodajes con ellos hasta tener más experiencia.

4. Todo falla. En este caso lo único que podemos hacer es tener paciencia y seguir adelante salvo que tengamos asegurada la posibilidad de continuar en próximas fechas. En casi todos los rodajes se producen momentos de crisis, malentendidos y tensiones. La clave es el diálogo y la serenidad. Un rodaje suele ser el lugar donde surgen comentarios tales como ‘nunca había visto a fulano tan enfadado en su vida’. Rodar es duro y pone a prueba a todos los que intervienen. Al final del rodaje, como ha enseñado François Truffaut en su film La noche americana, casi siempre se acaba con satisfacción de todos. Lo que no obsta para que con frecuencia uno se pregunte:

5.¿Qué estoy haciendo aquí?. Si somos el director esta es una de las preguntas más usuales que nos haremos, el primer día de rodaje, a lo largo del mismo y cuya variable al final del rodaje será ¿Qué es esto que he hecho?. La inseguridad, la crisis creativa, la sensación de soledad y tener a todos en contra suelen ser las angustias más repetidas entre los cineastas. Casi todos los cineastas han pasado por estos episodios de nerviosismo. De momento no tenemos mayor responsabilidad que convencernos a nosotros mismos y, cuando recuperemos la tranquilidad, nos sentiremos aliviados y satisfechos de lo hecho. Siempre ocurre. Por cierto: un primer visionado general del material bruto no suele dar buena impresión, pero aún nos falta rematar el trabajo en postproducción. Veréis cómo después cambiamos de idea.

La principal recomendación para aprender a hacer historias cinematográficas es ver películas, ver muchas películas desde otra óptica, no sólo como entretenimiento. Analizadlas, intentad comprender por qué tal plano se hizo de determinado modo y es posible que cuando os sintáis atascados o faltos de inspiración recordéis cómo lo resolvió otro realizador y podáis aplicarlo.

Si conseguimos superar estos problemas, habremos finalizado el rodaje de forma feliz. El siguiente paso es convertir lo obtenido en un producto para ser consumido por otros.