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11.5 El reparto de tareas
Una vez conseguido el grupo de colaboradores tendremos que delimitar las funciones que cada uno desempeñará en la producción del film. A nivel profesional la especialización es máxima y cada uno se dedica a lo suyo sin interferir en las actividades de los demás. Si nosotros nos movemos a niveles más neófitos, es conveniente que todo el mundo eche una mano si le es solicitado, aunque no sea la competencia encomendada. Sólo debemos tener en cuenta tres aspectos:

  1. No debemos dedicarnos a otra actividad si estamos trabajando en la que nos hemos atribuido
  2. Siempre debe realizarse todas las labores con respeto a los demás; y
  3. la más importante: no debemos interferir dando opiniones a los encargados de otras funciones, aunque lo hagamos con buena intención sólo conlleva a contradicciones, pérdidas de tiempo y su fruto suele ser un mal trabajo.

El equipo mínimo que debemos reunir se compondría de, al menos, dos personas encargadas de la producción, una de las cuales muchas veces es el propio realizador. Deberían encargarse de la administración económica y organizativa. Obtener permisos, ya sea para sacar la cámara del instituto o de la universidad, como del mismo ayuntamiento si debemos rodar en un lugar público. Organizar las comidas del equipo y realizar las compras necesarias para el rodaje. Es conveniente que durante éste se cuente con un par de personas que ayuden y cumplan funciones de auxiliares. En total, pues, cuatro personas para la producción.

En el área de realización, además, claro está, del director que suele ser el germen del proyecto, un ayudante de dirección que organice el rodaje, con desgloses y plan de trabajo inclusive. Como ya hemos dicho, al nivel que trabajamos es factible que director y alguien de producción colaboren con el ayudante de dirección en la etapa de preproducción. Nunca está de más añadirle un auxiliar al ayudante durante el rodaje para facilitarle la tarea, aunque en la gran mayoría de las ocasiones debe encontrarse ‘solo ante el peligro’. Aunque son numerosos los rodajes en video que prescinden del o de la script, recuérdese que su trabajo es la mejor manera de ahorrarse sorpresas desagradables y no confiarse a la posibilidad de monitorizar el rodaje o revisarlo rebobinando en el propio visor de la cámara. Otros dos ojos nunca sobran.

El equipo de cámara debería constar de un director de fotografía que se encargará tanto de iluminar como de llevar la cámara. Si tenemos la posibilidad de dividir las labores de cámara entre dos personas, obtendremos mejores resultados, porque así cada uno de ellos podrá centrarse en una sola tarea. Al ser vídeo, no es necesario añadir a nadie más. Si disponemos de material de iluminación, deberíamos conseguir al menos a dos personas, denominados eléctricos, que ayuden a instalar los focos al director de fotografía. Importante que estos eléctricos sean habilidosos y de recursos, puesto que en ocasiones colocar un proyector de luz puede convertirse en una odisea.

Un técnico de sonido siempre nos ayudará a obtener resultados de calidad. Esta es una de las parcelas más descuidadas y una de las que más se resienten los más deficientes cortometrajes. Cuidar el sonido nos será enormemente gratificante y dará una imagen más positiva de nuestra capacidad. Recuérdese que los derechos musicales son prohibitivos y sin contar con ellos no podremos exhibir nuestro cortometraje en algunos sitios como televisiones.

Necesitamos, también, a dos o tres miembros encargados de la dirección artística. Uno como cabeza visible podría encargarse de la decoración y atrezzo, el segundo, de carácter mañoso, para montar, instalar o colocar elementos de escena y finalmente el tercero para que se encargue del vestuario. La tarea de maquillaje y peluquería, al margen de que tengamos amigas o amigos muy capacitados, suele repartirse entre dirección y producción, pero cada vez es más frecuente recurrir a maquilladores porque aportan su propio material. No dudéis en buscarlos en escuelas especializadas, siempre encontraréis alguien con predisposición a participar.

Bajo ningún concepto deben hacerse efectos especiales basándose en referencias extraídas de libros u otros documentos; sobre todo si implican explosiones o afectan a los actores. Tratad de encontrar la forma de que alguien experto os asesore.

Por supuesto, si hay unos colaboradores esenciales son los actores. Recurrir a amigos inexpertos y sin aspiraciones siempre es un error. Aunque no gocemos de medios profesionales, nunca hay que descuidar la interpretación. Ellos dan la cara y dan vida a lo que sólo es letra en un papel. Si sabemos dar una buena imagen y trabajar con rigor, hasta los actores profesionales aceptarán trabajar para nosotros. El otro recurso es buscar en las academias y escuelas de interpretación.

Todos, al igual que nosotros, están esperando su primera oportunidad.