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11.3 ¿Y el dinero?

El primer gran dilema de todo rodaje: filmamos en cine o grabamos en vídeo. En realidad es un falso dilema pues, como ya sabemos, el gran problema de cualquier proyecto es el dinero; y si bien es muy difícil rodar un cortometraje en cine por menos de 12.000 euros, en soporte videográfico a lo mejor lo puedes hacer con unos cientos. Pero claro, la elección tiene sus consecuencias: según nuestro trabajo sea en uno o en otro soporte varían los apoyos públicos e institucionales, las posibilidades de exhibición y hasta la notoriedad pública que consigamos. Un camino habitual es iniciarse en vídeo y pasar luego, en posteriores trabajos, al soporte cinematográfico.

Sea como fuere, en los cortometrajes es frecuente que la primera vía de financiación sea la propia autofinanciación. Es decir, es habitual que el cortometrajista parta de una cantidad disponible en su propio bolsillo ya que sin ella es muy poco sensato iniciar el rodaje. En el bloque sobre producción ya vimos que no es usual que el productor ponga su propio capital para financiar una obra, pero hemos de tener en cuenta de que hablamos de un profesional integrado en el circuito industrial, lo que en cierta medida genera unas expectativas de beneficio. Y nuestro trabajo, por muy optimistas que seamos, tiene pocas posibilidades de recuperar lo invertido; de hecho, son muy pocos los que cada año consiguen rentabilizar la inversión inicial y muchos menos los que logran beneficios

Una vía complementaría es la producción cooperativa: es decir unirse un grupo de amigos con inquietudes en el área audiovisual, sumando trabajo y capital. Es importante establecer previamente una serie de derechos y deberes de los miembros del grupo para no encontrarse con problemas posteriores que afecten tanto al proyecto como a las relaciones internas. Cada uno ha de tener presente cual será su función y cuáles sus beneficios, si los hubiere, con respecto a lo aportado.

A pesar de que algunas productoras y distribuidoras privadas posen políticas de apoyo a la realización de cortometrajes, lo cierto es que el camino más natural de obtención de financiación son las ayudas públicas que conceden organismos de distinto tipo como el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) del Ministerio de Educación y Cultura, no menos de media docena de autonomías y muchos ayuntamientos y diputaciones provinciales. En los últimos años algunas cadenas de televisión como TVE han potenciado sistemas de ayuda a los cortometrajes. Hay algunas páginas en internet como www.cortonet.com que informan de buena parte de las distintas convocatorias.

El ICAA no concede ayudas a la producción en vídeo y exige que los solicitantes, personas físicas o jurídicas, tengan una empresa productora inscrita en el registro de Empresas Cinematográficas. La dotación máxima con la que se puede contar está en torno a los treinta mil euros por película beneficiaria, pero en ningún caso podrá superar la inversión del productor ni el 50 por 100 del presupuesto de la película. Asimismo, también se conceden ayudas a cortometrajes ya realizados cuya dotación no podrá superar el 75 por 100 de la inversión del productor. Las convocatorias son anuales y los plazos de presentación, la solicitud y las bases pueden encontrarse en www.mec.es . Por su parte, las Comunidades Autónomas a través de sus Consejerías de Cultura o de Juventud, ofrecen ayudas, bien para la promoción de las producciones videográficas, bien para las de cinematografía. En ocasiones los apoyos a la producción de vídeo están más relacionados con el mundo del arte o el documental y menos con los cortometrajes de ficción. Aunque legalmente no se puede acceder a más de una subvención pública, existen vacíos legales en algunas Comunidades que permiten combinar una subvención estatal con una autonómica.

A pesar de que como, dice el conocimiento popular, nadie regala nada, las posibilidades de obtener una ayuda económica no son tan limitadas si realmente creemos en lo que hacemos y ponemos todo nuestro esfuerzo y creatividad en el proyecto. Lo bueno siempre gusta. Y luego quedan los premios de los muchísimos festivales.

 




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© Foto: J. C. Alfeo