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3.10 Ver y leer la televisión: integrados
Numerosos profesionales del medio, junto a periodistas e intelectuales, constituyen el núcleo de los integrados y juntos unen sus voces y recursos para señalar que la televisión es un fantástico medio de comunicación que, lejos de cualquier elitismo pasado o presente, forma parte del sistema nervioso de las sociedades contemporáneas.

En la defensa del medio televisivo y de los contenidos que éste transmite subyace una defensa de los gustos masivos y populares, puesto que la cultura de masas de nuestros días es la cultura genuina de la sociedad. En este sentido, la televisión es “una ventana al mundo” y un formidable instrumento de socialización que sirve de elemento de cohesión social y de satisfacción personal al poner al alcance de cualquiera entretenimiento, información y cultura.

El investigador español Raúl Rodríguez Ferrándiz (2001) explica que las defensas de la televisión pasan en resumidas cuentas por:
  • Proclamar los efectos benéficos del consumo televisivo
  • Audiencia astuta y activa capaz de reapropiarse y de manipular los mensajes que la televisión pone a su alcance.

En suma, que la televisión elabora los verdaderos discursos pedagógicos que circulan hegemónicamente por la nación: el medio nos tiene al corriente de las amenazas que nos rodean, nos informa sobre el cáncer, el alcoholismo, las enfermedades de transmisión sexual, nos advierte de las precauciones que debemos tomar en las carreteras, en las playas. La Televisión promueve un individualismo narcisista pero tolerante, de principios fluctuantes y moralidad esencialmente abierta; por ejemplo en la representación social e ideológica de los valores ‘políticamente correctos’ que trasmiten las series de ficción.

De esta manera, los medios, entre ellos evidentemente la televisión, han conseguido completar en un ciclo temporal más corto los valores pedagógicos y de socialización que emanan a medio plazo de otras instancias de socialización y de transmisión del saber, como la familia o la escuela.

Los integrados consideran que la Televisión es uno de los mecanismos básicos de socialización y una de las principales fuentes de información de los niños. Además, señalan numerosos investigadores, la influencia de la televisión en la conducta del niño depende en gran medida del entorno familiar y social en que se desarrolla el pequeño televidente.

En otro orden, se señala que la televisión y la “irrefutabilidad” de sus imágenes enseña a considerar la política y la información como bienes consumibles. Lejos de denunciar la función mediadora de la televisión y la construcción de la realidad de cada día, sus defensores apelan la objetividad de las crónicas y reportajes televisivos, el clásico “Así sucedió, así se lo contamos”.

Por último, señalemos una corriente de pensamiento que en los últimos años viene revalorizando la figura del televidente activo, es decir, un televidente capaz de analizar críticamente los productos audiovisuales ofertados y de dar a los mismos significados funcionales para sus necesidades.