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8.1 La ficción en televisión
El término ficción se relaciona con la simulación, la ilusión de la fantasía, la paradoja o la mentira. En esencia podemos decir que es el modo de presentar una historia inventada de forma que el público llegue a creerla o sentirla como una verdad momentánea.

De entre los géneros que componen la parrilla de cualquier cadena de televisión, sin duda alguna la ficción, en todas sus modalidades, es la que más horas de programación abarca. Aunque de presencia variable según la franja horaria o el día de la semana, lo cierto es que en el cómputo semanal de cualquier temporada podemos estimar que existe entre un 30 % y un 35 % de dicho género en la oferta programativa.

El producto de ficción, salvo contadísimas excepciones es un producto que se denomina entre los profesionales como “enlatado”. Es decir, el producto no se produce en directo, sino que ha sido previamente grabado (vídeo) o rodado (Cine) y archivado en una ‘lata’.

Podemos distinguir las ficciones televisivas entre series, películas, telefilmes también conocidos como TV movies, y telenovelas. En casi todas sus variables, salvo la emisión de películas de cine y telefilmes, se trata de un producto seriado, en episodios, lo que permite rentabilizar y abaratar los costes de producción.

De Estados Unidos procede la mayor parte de la ficción que se consume en las cadenas televisivas en nuestro país. Podríamos establecer una proporción de 55 % de producción norteamericana, un 25 % de producción propia, un 7 % de producción europea y 13 % de producción del resto del mundo –básicamente telenovelas latinoamericanas y dibujos animados de origen japonés-.

Bien cierto es que a mediados de los años ‘90 del siglo XX, se produjo un boom del producto nacional y se estrenaron en los horarios de máxima audiencia un gran número de series de producción propia; el lugar privilegiado que comparten con los largometrajes de éxito. Sin embargo una parrilla televisiva posee muchas franjas además de la nocturna: una matinal dominada por dibujos animados y comedias de situación, una vespertina en la que predominan las telenovelas y una de madrugada en la que prevalecen los largometrajes y las repeticiones de todo tipo de ficciones.

La ficción (especialmente los largometrajes y telefilms) representa un socorrido recurso para cubrir huecos de programación cuando se decide suspender algún programa que no ha cumplido las expectativas y todavía no se ha decidido con qué sustituirlo. Por otro lado, la ficción posibilita mejor que cualquier otro género el fenómeno de la repetición. Bien con reposiciones de series completas, como de episodios concretos – siendo el caso más paradigmático la emisión de Los Simpsons en Antena 3–; por no mencionar los modelos de contrato de las películas de cine que conllevan un número de varias emisiones cuando se adquieren los derechos.

No existe un perfil de televidente concreto para la ficción televisiva. Salvo excepciones como los formatos claramente dirigidos a los más pequeños, el resto de producciones suelen ir dirigidas a todos los públicos, siendo buena prueba de ello algunas de las series españolas más exitosas de los últimos tiempos como Médico de Familia y Cuéntame, cómo pasó protagonizadas por un entorno familiar con miembros de todas las franjas de edad.