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5.5 La periodicidad
La periodicidad condiciona a la actualidad, pues tiene como objeto poder seguir el variable ritmo de la vida. La prensa ofrece a los lectores los acontecimientos periodísticos que les interesan en intervalos fijos de tiempo. La periodicidad es la base sobre la que se apoya el periodismo, no sólo por la propia actividad periodística basada en la actualidad, sino que además dio nombre desde sus orígenes a las publicaciones que se editaban con una frecuencia determinada (diaria, semanal, quincenal, mensual, etc.): el periódico.

La periodicidad tiene una enorme importancia en la actividad periodística. Por un lado, determina el ritmo de trabajo de los diferentes periódicos, según sean diarios, semanales, mensuales, etc. Por ejemplo, la redacción de una revista mensual no tiene porqué reunirse todos los días para elaborar los contenidos como ocurre en un periódico diario. Y por otro, establece las necesidades laborales que la estructura del periódico requiere: un diario, por ejemplo, mantiene una plantilla de redactores mucho mayor que un semanario.

El periodista siempre trabaja condicionado por el tiempo, pues la actualidad de los contenidos es la que interesa a los lectores, y cuando se ha editado y difundido un periódico, el lector quiere encontrarse con otra entrega en la que los acontecimientos le aporten actualidad y conocimiento.

La periodicidad de la prensa escrita acaba imponiéndose y crea su propio tiempo de consumo, de lectura, lo que hace que los lectores mantengan un ritmo en:

  • La recepción o compra (por la mañana temprano o a la hora del almuerzo).
  • En los momentos de lectura (con el desayuno, durante el almuerzo o por la noche antes de irse a la cama).
  • La forma de realizar la lectura: de la portada hasta el final, desde el final hacia delante o directamente por la sección que más le interese.

Y esos lectores que están acostumbrados a leer un periódico diario o una revista mensual, sea el mismo diario todos los días o no, terminan aceptando el mismo concepto de actualidad que les impone, en nuestro caso, la prensa escrita.

Cuando lees un periódico diario, estás ante el ejemplo de máxima periodicidad en la prensa escrita. Bien es cierto que un diario puede salir a la calle con más ediciones en el mismo día, sobre todo cuando los acontecimientos son extraordinarios. Hasta hace unas décadas, los periódicos se enmarcaban en matutinos (se ponían a la venta por la mañana) y vespertinos (por la tarde). En la actualidad, prácticamente todos son matutinos. Las publicaciones periódicas con la mínima periodicidad son los anuarios. Pero las cosas se han complicado últimamente en el mundo de la prensa escrita y, desde el último tercio del siglo XX, los diarios están ofreciendo con una periodicidad fija (todos los domingos, por ejemplo) productos atemporales como libros, fascículos, etc. Esta estrategia de comercialización por parte de los editores de prensa ha provocado, como consecuencia de la diversidad de formatos y de las publicaciones anexas, distintas actualidades y periodicidades.