La acción de
altas presiones y temperaturas aplicada
sobre las rocas puede provocar grandes
alteraciones, generando nuevas rocas. Estos
procesos de transformación son muy lentos.
Las rocas que surgen se denominan rocas
metamórficas.
Tipos de metamorfismo
Metamorfismo térmico,
o de contacto:
Se produce por el calor que desprende el
magma, transformando las rocas
adyacentes, pero sin llegar a fundirlas.
Metamorfismo
dinámico, o estructural:
En zonas de fallas producidas
por los movimientos de la
corteza terrestre las presiones
que sufren las rocas son muy
altas. Estas elevadas presiones
son las responsables de la
formación de nuevas rocas.
Metamorfismo
regional, o termodinámico:
A grandes profundidades, la
temperatura y la presión son muy
elevadas. Estas condiciones se
dan también en las zonas
donde se forman las montañas
(zonas orogénicas). La
combinación de altas presiones y
elevadas temperaturas origina la
formación de nuevas rocas.
El aspecto, o
textura, de estas rocas es una característica
que se utiliza para su identificación. Se
pueden distinguir dos tipos de textura:
Textura
orientada o con foliación:
La roca parece estar
formada a partir de hojas
superpuestas o por bandas. Rocas que
presentan esta textura son la
pizarra, el esquisto y los gneis.
Textura no
orientada o sin foliación:
La roca está formada
por un único tipo de mineral,
distribuido uniformemente en la
roca. No aparecen capas ni bandas.
Las rocas que presentan este tipo de
textura son el mármol y la cuarcita.