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BURGOS. Capilla del Condestable. Catedral de Burgos.
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Capilla del Condestable. Catedral de Burgos. Retablos de Santa Ana, de San Pedro y de la Purificación.
La capilla del Condestable de la Catedral de Burgos es una magna obra con destino funerario, concebida arquitectónicamente por Simón de Colonia bajo el patrocinio del Condestable D. Pedro Fernández de Velasco y de su esposa Dña. Mencía de Mendoza en la segunda mitad del siglo XV. En el año 1492 muere D. Pedro Fernández de Velasco, dejando en su testamento el deseo de ser enterrado en esta capilla junto a su esposa. Dña. Mencía de Mendoza es quién va a encargarse de la decoración mobiliar de la capilla, altares, sepulcros, etc., tarea que no llega a ver concluida, pues muere el año 1500.

Para trabajar en los retablos de la capilla se destinó a Gil de Siloé, el artista de más renombre de su época. Gil de Siloé muere casi al mismo tiempo que Dña. Mencía de Mendoza, dejando inconcluso el delicioso retablo del lado de la Epístola, dedicado a Santa Ana, curiosamente el primer retablo que se hace en esta capilla. La obra se reemprende bajo el empuje del IV Condestable de Castilla y serán otros artistas los que se ocuparán de ella bajo una nueva estética: Diego de Siloé, que termina al gusto renacentista el retablo de Santa Ana que su padre Gil dejara inconcluso, y que, junto al borgoñón Felipe de Vigarny, realiza el retablo de San Pedro, en el lado del Evangelio, y el retablo Mayor, en la cabecera de la capilla ya perfectos exponentes del primer Renacimiento Español.

Las técnicas de ejecución se explicarán detalladamente en cada diapositiva. Se dirá aquí que los tres retablos se realizan en madera de nogal, incorporándose en el retablo mayor de la Purificación algunas piezas de madera de álamo. Los aparejos de la madera son los tradicionales de sulfato cálcico y cola de pieles, habiendo un predominante dorado al agua sobre cama de bol rojizo. La policromía se resuelve con temples de huevo y con óleos.

El grave abandono de la capilla durante muchos siglos ha supuesto que los mayores daños fueran causados por las adversas condiciones ambientales (goteras, polvo). La costumbre de sacar moldes de gelatina de las esculturas y ornamentos también ha supuesto desgastes y daños para las policromías.

Las últimas restauraciones de los retablos, sillería, sepulcros, claves de las bóvedas y reja se adjudicaron a la empresa “Múrice”, habiéndose encargado el autor de esta redacción de dirigir los trabajos.

Al ser un conjunto con principal destino museístico, las intervenciones se encaminaron a la preferente conservación, limitándose las reintegraciones volumétricas o de policromía a detalles muy concretos, intervenciones suficientemente justificadas.
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