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2.1.2 La influencia de la mediación humana
A las limitaciones técnicas explicadas, se unen aquellas otras que vienen impuestas por la necesidad de adecuar el acto comunicativo radiofónico a unas condiciones de recepción muy particulares: en la radio hay que escribir y hablar para el oído humano, es decir, construir y transmitir textos claros y directos que, siendo percibidos acústicamente, puedan ser descodificados con facilidad por el receptor.

Aunque en el capítulo ¿cómo se hace? se profundiza sobre las características de la redacción y la locución radiofónicas, vamos a detenernos brevemente en el proceso de compresión de los textos sonoros. De esta manera, irás entendiendo porqué es importante, entre otras cosas, que los locutores se expresen con claridad, o porqué es vital redundar sobre las ideas clave de una información, o porqué debe primar la descripción sobre la abstracción.

El proceso al que nos referimos pasa por diversas fases: reconocimiento, selección, interpretación, inferencia y retención, tal y como recoge Cassany en su libro Descriure, escriure. Com s´aprèn a escriure (Describir, escribir. Cómo se aprende a escribir). Examinémoslas desde una perspectiva puramente radiofónica:

Reconocimiento: es la primera fase, en la que se identifican cada uno de los elementos que conforman la secuencia acústica. El receptor segmenta el discurso en unidades significativas (palabras, grupos fónicos, oraciones, etcétera), por lo que la captación del sentido es progresiva.

Este hecho pone de manifiesto, por ejemplo, la importancia de hablar con la mayor claridad posible, pronunciando todas las vocales y las consonantes que conforman el discurso.

Selección: El receptor extrae las ideas y expresiones que considera más relevantes y las agrupa en unidades coherentes y significativas. En esta fase, el oyente tiende a dejar a un lado las ideas que no ha entendido y, también, aquello que no considera importante.

Esta circunstancia evidencia la importancia de redundar, es decir, reiterar las ideas clave. El creador radiofónico, el periodista, el locutor, no puede permitir que el receptor rechace ideas relevantes por el simple hecho de no haber sido transmitidas con claridad.

Interpretación: En realidad, es el oyente quien atribuye y da un sentido determinado a las unidades extraídas en el proceso de selección. Por eso, en la radio es importante neutralizar, una vez más, cualquier signo de ambigüedad y ser claros y precisos.

Inferencia: Durante el acto comunicativo radiofónico, mientras se escucha la voz de un locutor y se procesa, también se puede obtener información a partir de la audición de otros sonidos, como por ejemplo el de una música. La coincidencia de música y voz no sólo condiciona la percepción -el oyente puede desviar su atención hacia ese otro sonido, por ejemplo-, sino también la locución.

Retención: En tanto que la emisión del mensaje coincide en el tiempo con la percepción de los mismos, los discursos radiofónicos son registrados por la audiencia en la llamada memoria a corto plazo. En ella, el receptor almacena temporalmente aquellos elementos que posibilitarán la descodificación. Así, por ejemplo, para poder entender el predicado de una oración, es necesario retener el sujeto de la misma. Lo mismo sucede con los pronombres, cuyo uso obliga a recordar constantemente a aquello que sustituyen.

Esto explica, de nuevo, la necesidad de expresarse con claridad y de reiterar lo más importante. En la radio, no se debe obligar al oyente a almacenar demasiados datos en su memoria a corto plazo.