A lo largo de la Historia se distinguen dos etapas que marcan una forma distinta de relación del ser humano con el planeta:
1) Etapa
de evolución: caracterizada por un equilibrio entre producción
y consumo y denominada “economía de subsistencia”.
2) Etapa de revolución: en la que se produce
una ruptura del equilibrio entre producción y consumo que se conoce
como “economía de mercado”.
Sobre esta segunda etapa podemos apuntar algunas claves:
Revolución
científica: organización
del mundo basado en el pensamiento
racional
Revolución agrícola: perfeccionamiento de las técnicas de cultivo
Revolución demográfica: aumento espectacular de la población mundial
Revolución industrial: paso del sistema de producción artesanal al industrial
Revolución sociopolítica: se altera el orden social y el sistema de gobierno (ej. Revolución Francesa, donde desaparece la aristocracia y aparece la burguesía).
Esta época sentó las bases para la creación de nuestro
mundo actual, con sus grandes avances sociales, económicos, científicos
y tecnológicos. Sin embargo, también es el origen de algunos
de los problemas que hoy azotan nuestro planeta: deterioro medioambiental,
desigualdad norte-sur, pobreza, conflictos bélicos, etc.
Este modelo de producción
y consumo es lo que ha llevado a muchas personas
a plantearse un nuevo modelo de “consumo responsable”, ya sea
de forma individual o bien, de forma organizada a través de asociaciones
y ONGs.