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7.5 El sonido (continuación)
Sonido magnético. Tras ser amplificada, la señal pasa a una cabeza magnética de grabación ante la cual circula una película o cinta recubierta con partículas de óxido que se magnetizan y que posteriormente pueden reproducirse ante otra cabeza lectora.

Sonido óptico. Basado en la modulación de un haz luminoso que varía según las fluctuaciones de intensidad enviadas por el micro y que tras ser revelada podrá reproducir esas variaciones eléctricas

El sistema analógico de grabación por excelencia en cine era un magnetófono de bobina abierta popularmente conocido como Nagra. Usa cinta magnética de 6mm de ancho, de gran flexibilidad, permite elegir la velocidad de la cinta, lo que repercute directamente en la calidad de la grabación en un límite tan amplio como entre 15 pulgadas por segundo y 1 pulgada por segundo. La toma debe repicarse en película perforada para posteriormente sincronizarla con la imagen y, tras el montaje, incorporarse a la banda magnética de la película. Cada etapa reduce el nivel de calidad, por ello la grabación original debe ser de óptima calidad.

La velocidad de grabación condiciona la fidelidad del sonido. A mayor velocidad mejor respuesta de las frecuencias. La música se suele grabar a 15 i.p.s. (pulgadas por segundo), la voz humana entre 7 1/2 y 3 3/4 i.p.s. pero lo que no podemos alterar para tener sonido sincrónico con la imagen es grabarlo a 24 o 25 f.p.s. (fotogramas por segundo) siempre basándonos en el chasquido y la imagen de la claqueta.

La grabación analógica está en desuso con la aparición del DAT (Digital Audio Tape). También se registra en una cinta magnética, pero de tamaño cassette, convirtiendo las señales de sonido en datos digitales a través de un procesador.

En primer lugar se toman una serie de muestras del perfil de la onda sonora que se quiere digitalizar. A este proceso se le conoce con el nombre de "muestreo". Cuantas más muestras se tomen, más se parecerá la onda digital a la original, pero también será mayor la cantidad de información que tendrá que manejar el sistema. Para que te hagas una idea, un muestreo a 44 Khz toma 40.000 muestras de cada segundo de la onda de un sonido.

Las muestras se trasladan a una escala de niveles de intensidad, asignándosele un valor numérico a cada una. El proceso en el que diferentes niveles de intensidad son convertidos en sus correspondientes numéricos (dígitos) dentro de una escala, es lo que conoces como "digitalización".

Para que las máquinas puedan entender esta información, es preciso codificar estos números en forma de ceros y unos. Esta forma de codificación es lo que conoces como codificación "binaria" donde cada valor (0 o 1) constituye un "bit" de información. Una vez que has convertido un sonido en una secuencia de ceros y unos, puedes replicar esa secuencia tantas veces como quieras sin que los números cambien, razón por la cual podemos copiar muchas veces el mismo sonido sin perder la calidad del original. Los bits se agrupan de ocho en ocho formando "bytes". Cuanto mayor es el número de bits que puede manejar un sistema, mayor es, por así decirlo, su capacidad o su "potencia" (8, 16, 32, 64, 128 bits) y, por lo tanto, mayores niveles de sonido va a poder manejar, mayor número de colores o de niveles de brillo, etc.