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6.1 Consideraciones generales
La sociedad de cada época se ha visto alterada a lo largo de los siglos por las novedades tecnológicas que se producen en su entorno. No se puede olvidar lo que supone la imprenta, el periódico, la fotografía, el teléfono, el fonógrafo, la radio, la televisión, el magnetófono, el telégrafo, el vídeo, Internet, el ordenador personal, el disco compacto y, por supuesto, el cine. Todos estos inventos revolucionan la comunicación entre los hombres, transformando la relación entre los pueblos y traspasando las fronteras de los países de una manera sorprendente.

Nada tienen que ver los primeros recursos tipográficos de Gutenberg con los periódicos digitales de principios del siglo XXI. Tampoco se puede establecer algún tipo de comparación entre los primeros mensajes del primitivo teléfono con la oferta que un ciudadano tiene en su mano con los últimos modelos de teléfono móvil. Ni es posible definir el progreso habido de las primeras señales enviadas a través del telégrafo y la comunicación por Internet.

La sociedad está marcada, ineludiblemente, por todos los inventos que, especialmente desde el siglo XIX, han introducido una serie de mejoras en el mundo de la comunicación, entendiendo que enriquecen contenidos informativos, de formación y de entretenimiento como sus ejes fundamentales.

El cine marca una impronta en lo que a espectáculos populares se refiere. Influye en la vida de la sociedad con el paso de los años, y se convierte en un espectáculo de masas que trasciende el espacio de la sala de proyección para adentrarse en la esfera de lo personal, en lo que se refiere a identificación con los héroes y mitos emanados de la ficción cinematográfica.

Cine y sociedad están unidos por un invisible cordón umbilical a través del cual se produce un feed-back, una retroalimentación comunicativa que da forma a actitudes de convivencia y reclama una postura participativa, aunque sólo sea para consolidar fórmulas de entretenimiento que se justifican en las horas de ocio que todas las personas intentan concederse al cabo de los días.

El ciudadano que forma parte de una sociedad determinada es el eje de una serie de acciones que los productores de contenidos de consumo (películas, libros, discos, etc.) diseñan para atraerlo por medio de referentes icónicos que logran convertirse modelos mediáticos, paradigmas que impregnan la vida cotidiana con mensajes que transforman el modo de vida de miles de personas que buscan ídolos, mitos que iluminen efímeros senderos.

El cine se presenta como un medio de entretenimiento sostenido por una estructura industrial muy eficaz que propone, de vez en cuando, modelos artísticos para el deleite de un público más alejado de los convencionalismos narrativos. Como espectáculo se ha sumido en el diseño de soportes sugerentes que tienen tanto de publicidad como de propaganda, utilizando todos los recursos posibles para evitar la injerencia de colectivos que afrontan como necesidad modelar los espíritus dentro de una moral acorde con los tiempos.

 



Fotografía de Charles Clifford. Vista del río, Torre del Oro y Catedral. Sevilla. 1862.


Fuente foto: AA.VV.:
La fotografía en España hasta 1900. Madrid. Ministerio
de cultura. 1982.



Aparato de telégrafo primitivo.


Aparato de radio.


Fuente Fotos: Inventos
del milenio. Madrid. El País/Aguilar. 1999.