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4.11 Aventuras
El género de aventuras tiene como cualidad fundamental el sentido épico de su relato. Dicho de otro modo, toda película de estas características se fundamenta en una peripecia protagonizada por un héroe o conjunto de héroes. Dado que se trata de un modelo dramático sin una ambientación específica, conviene aclarar que el género de aventuras puede generar argumentos de inspiración policíaca, histórica o bélica. De hecho, esta variedad cinematográfica engloba subgéneros como el cine de espías, el cine de aventuras selváticas, el cine de artes marciales y el cine de capa y espada. En cualquier caso, las tramas suelen reproducir un modelo de orden legendario, nacido en las antiguas sagas mitológicas, reforzado por la novela de caballerías y, finalmente, actualizado a través de la literatura folletinesca.

En lo que concierne a sus estrategias narrativas, el cine de aventuras suele buscar la máxima atención por parte de los espectadores, y para ello prolonga situaciones peligrosas, poniendo en vilo su resolución. Con ese fin, recurre a una fórmula ya empleada en los antiguos seriales cinematográficos, donde cada episodio concluía con el mayor de los riesgos para el protagonista, resolviéndolo en la siguiente entrega. Por otro lado, los personajes arquetípicos de la aventura en el cine (los pioneros y descubridores, los soldados heroicos, figuras sobrehumanas al estilo de Tarzán, forajidos y piratas, etc.), fueron antes frecuentados en la novela, y en este medio es donde realzaron sus cualidades. De ahí que, a la hora de medirse con lo extraordinario, los personajes de este tipo de cine reiteren las mismas pautas que antes popularizó la literatura. Es decir, el juego romántico, el compromiso con los valores morales y la lucha por reinstaurar la justicia perdida.

En cierto modo, un filme como La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), de George Lucas, acredita el modo en que el género de aventuras sirve una mezcla de temas e incluso de géneros. No en vano, la historia de ciencia-ficción diseñada por Lucas reúne ingredientes del cine bélico, la comedia, el cine de samurais, el western y el cine de capa y espada.

En numerosas ocasiones, el género aventurero busca sus argumentos en el pasado. Así, mientras El halcón del mar (The Sea Hawk, 1940), de Michael Curtiz, reiteraba una piratería de matiz caballeresco, filmes como Sansón y Dalila (Samson and Delilah, 1949) , de Cecil B. De Mille, o Tierra de faraones (Land of the Pharaohs, 1955), de Howard Hawks, rastreaban el pasado más remoto para moldear sus invenciones. No pocos filmes de carácter histórico, al estilo de Aventuras de Quintin Durward (The Adventures of Quentin Durward, 1955), de Richard Thorpe, pueden ser englobados asimismo en el género histórico.

El ya mencionado modelo literario del folletín de aventuras halló un territorio muy propicio en los Estados Unidos, donde fue cultivado ampliamente en numerosas publicaciones durante el primer tercio del siglo XX. En homenaje a ese tipo de obras literarias, Stephen Sommers rodó La momia (The Mummy, 1999), y Steven Spielberg dirigió la saga compuesta por En busca del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981), Indiana Jones y el Templo Maldito (Indiana Jones and the Temple of Doom, 1984) e Indiana Jones y la última cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989). Sin duda, uno de los maestros del folletín estadounidense fue Edgar Rice Burroughs, creador de las novelas de Tarzán. Dicho personaje, convertido en mito moderno, dio origen a producciones de tanto éxito como Tarzán de los monos (Tarzan of the apes, 1918), de Scott Sidney, The romance of Tarzan (1918), de Wilfred Lucas, The return of Tarzan (1920), de Harry Revier, The adventures of Tarzan (1922), de Robert F. Hill, Tarzan and the golden lion (1927), de J. P. MacGowan, y Tarzán de los monos (Tarzan the Ape Man, 1932), de W. S. Van Dyke, entre otras muchas.

El paradigma de la novela de aventuras en Europa vendría señalado por el italiano Emilio Salgari y por el francés Julio Verne. En el caso de este último, cabe mencionar, entre otras tempranas adaptaciones de sus obras al cinematógrafo, Miguel Strogoff (1910), de J. Searle Dawley, Les enfants du Capitain Grant (1912), de Henri Rusell, Miguel Strogoff (1914), de John Ince, y Twenty thousand leagues under the sea (1916), de Stuart Paton, entre otras.

Entre las adaptaciones literarias, cabe citar el subgénero llamado de espada y brujería, ambientado en un pasado remoto donde la magia y la guerra configuran la acción. A él corresponden títulos como Conan el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), de John Milius, inspirada en relatos escritos por Robert E. Howard, y El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo (The Lord of the Rings: The Fellowship of the Rings, 2001), de Peter Jackson, basada en la novela homónima de J.R.R. Tolkien.


 



En busca del Arca perdida
(1981), de Steven Spielberg


El tesoro de Tarzán
(1941), de Richard Thorpe.



Fuente fotografías:
Historia Universal del Cine. Madrid. Fascículos Planeta.
1982. Varios tomos.