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3.1 Primeras exhibiciones
El Cinematógrafo de los Lumière se presentó al público madrileño, tras unos pases privados, el 14 de mayo de 1896. Los ciudadanos de la capital ya habían contemplado las primeras imágenes en movimiento un año antes, cuando llegaron los primeros Kinetoscopios de Edison. Alexander Promio, el enviado de los Lumière, fue también el encargado de impresionar las primeras imágenes en España, tanto en Barcelona (Place du Port à Barcelone) como en Madrid (Puerta del sol; Salida de los alabarderos de palacio; etc). Fueron unos meses en los que el invento debía disponer de películas nuevas para que el público pudiera asistir con relativa frecuencia a las salas de proyección.

La investigación desarrollada sobre este periodo ha descubierto que todavía queda mucho por conocer de la actividad desarrollada por los pioneros españoles; sobre todo, en cuanto a saber cuál fue la primera película totalmente española. Se deben tener en cuenta las imágenes obtenidas por el fotógrafo francés afincado en A Coruña, José Séller, quien impresionó, en junio de 1897, el Entierro del general Sánchez Bregua, así como las actualidades filmadas por Fructuoso Gelabert en el mes de agosto de ese mismo año (Salida de los obreros de la fábrica España Industrial; Salida del público de la iglesia parroquial de Santa María de Sans) y la también recordada Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza, de Eduardo Gimeno y su hijo.

Hay que tener presente que buena parte de los pioneros cinematográficos españoles fueron fotógrafos que llevaban años desarrollando su trabajo en diversas ciudades y capitales españolas. Sus conocimientos en la obtención de imágenes y del proceso de revelado y tiraje de copias, les capacitaron para asumir la difícil tarea de impresionar imágenes en movimiento, tarea que desempeñaron con cierta efectividad y que, en algunos casos, consolidó su prestigio profesional. Los procedimientos y equipos, resultaron altamente costosos para muchos de los pioneros, lo que supuso que pasaran a depender de encargos y propuestas que les llegaban de empresarios locales o ambulantes que fueron, sin duda, los primeros productores cinematográficos.

Después de las primeras exhibiciones madrileñas, el Cinematógrafo Lumière comenzó a difundirse por todo el país. Poco a poco, en todas las capitales provinciales y en pueblos cercanos a las mismas, comenzaron a prodigarse las proyecciones de imágenes en movimiento que sorprendieron a todo el mundo. No obstante, lo novedoso del "invento" pronto pasó a dejar de serlo por el simple hecho de que muchos empresarios no disponían de recursos que les permitieran renovar sus fondos con más frecuencia. La escasez de imágenes durante unos años (imágenes de actualidad, reportajes, etc.) obligaron a organizar la programación completa de la mayoría de los locales con materiales provenientes de los fondos franceses, italianos, estadounidenses, entre otros, hasta que en España se comenzó a disponer de material propio.


 




Llegada de un tren a la ciudad



Encierro de toros en España




Fuente fotos: Rittaud-Hutinet, Jacques: Auguste et Louis Lumière. Les 1000 premiers films. París: Philippe Sers Editeur, 1990. Págs. 97 y 131.