Inicio > Cine > 10 Producción de un film > 10.8 Un día de rodaje (Desorden)

10.8 Un día de rodaje (Desorden)
Como hemos visto en el epígrafe anterior, en cada jornada de rodaje intervienen innumerables elementos. Y no sólo las personas y utillaje que directamente permiten la realización de película, sino también factores completamente ajenos a las voluntades de los equipos de filmación como la meteorología, la presencia de curiosos y otros muchos condicionantes imprevisibles. En suma, que a lo largo del rodaje de una película es frecuente que se produzcan incidentes varios que obligan a cambiar los planes de trabajo. A estos `desórdenes’ se les denomina imponderables de producción.

Los imponderables pueden surgir antes incluso de que funcione la claqueta que da comienzo al rodaje. Aunque en ocasiones la localización deseada puede no estar disponible y hay que intentar encontrar un espacio de similares características, o al menos que sea del agrado del director, la variable más frecuente que retrasa el comienzo tiene que ver con los protagonistas. En la historia del cine son míticos los caprichos de muchas estrellas del séptimo arte como Marilyn Monroe, que llegaba varias horas tarde a los platós de rodaje. Más simple es considerar que las estrellas, por el hecho de serlo, suelen tener agendas muy apretadas y el contar con una de ellas en unas fechas determinadas ha de estar cerrado con mucha antelación.

Ciñéndonos a un día típico de rodaje, los factores de ‘desorden’ de producción pueden ser muy variados. Veámoslo:

Sin duda alguna, la climatología es el principal motivo de preocupación y fuente de muy diversos disgustos en los rodajes. Un día inestable en lo atmosférico se convierte en una locura para el director de fotografía que debe mantener el raccord de luz en toda la secuencia. Obviamente, se ralentiza el ritmo previsto de rodaje y obliga a rodar primero los planos de mayor amplitud, tanto en tamaño como en perspectiva, para posteriormente falsear los planos cortos con iluminación artificial. La aparición de lluvia y nieve en pocas densidades también conlleva un retraso al tener que eliminarse entre cada toma. Únicamente una lluvia o nevada de gran calado e ininterrumpida llevará a la suspensión de la jornada, obligando con ello a reestructurar el plan de rodaje de los días posteriores. Toda producción que se precie tiene previsto un cover-set, una localización a cubierto de adversidades climáticas, por si ha de sustituirse la jornada laboral por otra. Desde otra perspectiva, la espontaneidad del trabajo actoral de los niños puede convertirse en un handicap: es difícil prever cómo puede reaccionar un niño, menos cuanto más pequeño, por lo que es aconsejable reducir el número de planos a rodar.

Aquellos problemas derivados de las propias características del lugar se denominan incidentales: por ejemplo, rodar cerca de una estación de tren o un aeropuerto supone una presencia regular de molestos ruidos que no deben aparecer en la banda sonora. Imaginemos que en nuestro ejemplo haya que enfrentarse en medio de la noche de rodaje con la llegada y descarga de un mercante en el muelle contiguo al que se está rodando. Con suerte puede llegarse a un acuerdo para que los marinos realicen el trabajo entre tomas, o al día siguiente, pero lo mejor es tener un conocimiento de esta posible eventualidad consultando previamente a las autoridades portuarias. También los habitantes del lugar pueden plantear problemas que, salvo excepciones, se resuelven con diálogo. Sólo en casos extremos, y con la máxima discreción, se debe recurrir al pago de dinero.

Lo lógico es que los ‘desórdenes’ en el interior del rodaje sean mínimos. Lo que no obsta ser precavidos y que los maquinistas inspeccionen las localizaciones para que determinen la dificultad que van a encontrar, o que la cámara sea probada con emulsión y que sea montada y desmontada antes del inicio de rodaje. Aún así parece conveniente tener previsto un contacto ágil con las empresas auxiliares para resolver, con cambios o reparaciones, lo que no funcione. Si finalmente se produjera un imponderable de este tipo, no hay muchas soluciones. Sin embargo, si el accidente se produce en laboratorio: mal revelado del negativo, emulsión en mal estado, rayas, etc. es una práctica extendida contratar con un seguro los hipotéticos y necesarios días extras de rodaje.

El fallo humano se produce cuando se velan las emulsiones filmadas o se agotan las baterías del DAT en medio de un plano. Una adecuada preparación, especialización, concentración y cuidado son las claves para evitar males mayores que incluyen los lamentables accidentes laborales..

Sólo en caso realmente extremo debe sacrificarse el rodaje de algún plano por cualquiera de estas incidencias. La mejor forma de prevención es la preparación, limitar las escenas muy complicadas cuando hayan de intervenir estos potenciales factores de desorden o tener siempre previsto (presupuestado) un margen , un día o dos, para cubrir la posible prolongación obligada del rodaje.