En la
antigüedad la guerra era el estado común de los pueblos
y Roma no fue una excepción. La vida del romano
estuvo siempre asociada a la
guerra.
Al principio por estar rodeado de
pueblos más poderosos que aspiraban a controlar su
territorio, y cuando se convirtió en un Imperio por las
presiones de los pueblos fronterizos y los
levantamientos de los pueblos conquistados. Además, los
romanos establecieron el principio de la disuasión por
la fuerza que Cicerón resumió en su famosa sentencia
si vis
pacem, para
bellum.