Y conviene también de esto que tu sepas, que cuando los
átomos caen hacia abajo en el vacío por su propio peso, en un
momento incierto, en un lugar indeterminado se desvían un poco de su
rumbo, lo mínimo para que puedas decir que se han desviado. Porque
si no se desviaran, caerían como gotas de lluvia hacia abajo, por el
vacío profundo y no chocarían entre sí y al no combinarse nunca
crearía la naturaleza nada. (LUCRECIO. De Rerum Natura,
II,216) |